No es fácil ser dueño de un negocio pequeño. Cuando comienzas a tener una buena
clientela, llega un hábil competidor que te copia tu estilo o mejora tus métodos. Lo
siguiente es que ves disminuir tus entradas y te pones a vigilar tratando de evitar que te
perjudique otra ola de oportunistas.
Toma tan sólo un momento, pero su recuerdo, a veces, dura para siempre