Un hombre se perdió mientras manejaba a través del campo. Mientras intentaba leer en su mapa, accidentalmente cayó en una profunda cuneta.
Aún cuando no resultó herido, su carro quedó atrapado en el lodo. Afortunadamente, había una granja cercana, por lo que el hombre caminó hacia ella para pedir ayuda.
“Demetria puede sacar el auto de esa cuneta”, dijo el granjero, señalando hacia una vieja mula que estaba en el campo. El hombre miró hacia la famélica mula y miró también al granjero que seguía repitiendo: “Si, la vieja Demetria puede sacarlo de ahí.” El hombre pensó que no tenía nada que perder.
Los dos hombres, con Demetria, se dirigieron a la cuneta donde estaba el auto. El granjero enganchó el arnés de la mula al auto.
Con un chasquido de las riendas, el hombre empezó a gritar: “Tira, Pedro! Jala, Juan! Vamos, Luis! Adelante, Demetria! Y la mula jáló y sacó al auto de la cuneta con sólo un pequeño esfuerzo.
El hombre quedó sorprendido. El agradeció al granjero, le dio varias palmadas a la mula y preguntó:
“Porqué gritó todos esos nombres antes de gritarle a Demetria?”
El granjero sonrió y dijo, “Demetria es ciega. Mientras ella se siente parte de un grupo, no le importa jalar de su arnés.”
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