Identificar estas ideas nos permite iniciar un proceso de cambio en el cual nuestro desarrollo como seres humanos no tenga techos de cristal, es decir, restrictivos que no solemos percibir pero que están ahí. A continuación, enmaremos una serie de concepciones y creencias que pueden ser sumamente dañinas en nuestro proceso de alcanzar el éxito.

Falsas ideas sobre las circunstancias
La mayoría de las personas al llegar a la edad adulta suele entrar en un estado de conformidad y pesimismo acerca de sus circunstancias; éstas suelen creer que nunca podrán mejorar sus circunstancias, salir de la pobreza ni alcanzar grandes cosas en la vida. Al contrario, todas las personas deberíamos aspirar a transformar la realidad que nos rodea hasta sentirnos satisfechos con ésta.

Ideas erróneas sobre el aprendizaje
Desde que somos niños nuestros padres nos han instaurado de que debemos estudiar estando jóvenes pues, según sus concepciones, solo se aprende cuando se está joven y luego resulta difícil aprender. Esta idea, es errada pues el ser humano tiene la capacidad intelectual de aprender a lo largo de toda su vida. Si paramos el aprendizaje a los 25 años, por decir algún número, nuestro crecimiento personal se estancará por completo y nuestros conocimientos quedarán en desuso en algún momento.

Mitos sobre la riqueza
Una de las mayores excusas que ponen las personas de bajos recursos económicos para buscar la riqueza es la idea errónea de que las personas ricas financieramente son malos seres humanos que han llegado a un estatus social alto a costilla de los demás, de la corrupción y la deshonestidad. Es por eso que muchas personas suelen decir “soy pobre pero honrado”.

Creencias equivocadas sobre la alimentación.
Crecimos en una sociedad que nos vende que muchos alimentos son esenciales y nutritivos para nuestro cuerpo. No obstante, siempre debemos considerar que muchas de esas creencias son producidas por empresas e industrias que solo quieren vender sus productos sin importar que sean dañinos para nuestra salud. Un ejemplo claro de ello, es la comida chatarra, los lácteos y la carne, cuyo valor nutricional no se compara con el daño que producen en el organismo.

Todo empieza en la mente, las ideas que están en nuestra cabeza son las que moldean nuestra realidad. Si queremos hablar de crecimiento y desarrollo debemos empezar por dejar de lado concepciones que más bien detienen nuestro máximo potencial como personas.