No se compran objetos sino percepciones

Hace unos días escuché la frase que dice que “no se compran objetos, se compran percepciones”. Luego de analizarla en conjunto con mi pareja llegamos a conclusiones sobre cómo opera la psicología detrás del consumo de algún producto y a veces hasta de un servicio.

Aclaro que para este texto entiendo objeto como cualquier producto que se pueda adquirir en una transacción de compra y venta y que pretende satisfacer algún tipo de necesidad, pensemos por ejemplo: en ropa, un celular, una computadora, un automóvil, un televisor.

 

Originalmente este tipo de artículos fueron, como mencioné, pensados para satisfacer necesidades. No obstante, con el paso de los años se ha desvirtuado el fin que sería suplir una necesidad o se han modificado los nuevos estándares con los cuales entendemos la necesidad.

Ya no necesariamente se compra un celular por la utilidad que tendría para hacer llamadas o recibir mensajes sino por la marca a la cual pertenece ese celular y así con todos los objetos que anteriormente usé como ejemplos.

 

Al comprar guiados por una marca indirectamente estamos siendo orientados en mayor o menor medida por lo que otros piensan sobre esa marca, entonces como diría la frase no estamos comprando el objeto en sí sino la percepción que se tiene sobre él.

 

Ahora bien, ¿qué tipo de repercusiones tendría esto? Podrían ser catalogadas tanto negativas como positivas. Enunciamos algunas mezcladas a continuación:

 

Positivas:

  • Gozaremos de un cierto prestigio perceptual.
  • Podremos satisfacer necesidades con un cierto plus y recompensa social.
  • Si la marca que buscamos es de muy buena calidad obtendremos productos de alto nivel.

Negativas:

  • Si estamos actuando de esta forma, es porque estamos prestando mucha atención a lo que los demás piensan sobre nosotros.
  • Probablemente vivamos sometidos a apariencias engañosas difíciles de sostener o a un muy alto costo.

Categorías